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sábado, 31 de mayo de 2008

BRYANT Y GASOL DESPIDEN AL CAMPEON


Los Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol remataron al campeón en el quinto partido de la serie. No hubo necesidad de sufrir, de llegar al sexto o al séptimo. Ya quedó claro todo. Los tiempos están cambiando. Amanece una nueva época para Los Ángeles Lakers. Los Spurs siguen siendo magníficos pero físicamente están en declive. Demasiados años, demasiadas batallas como para aguantar las embestidas de Kobe Bryant, de Pau Gasol, de un equipo con tantos recursos y con tanta fuerza.

Ese optimismo congénito de la mayoría de los jugadores de Phil Jackson ha arramblado con San Antonio, ya ex campeón. Tim Duncan ha tenido que resignarse. Por más eficacia y empeño que haya demostrado, no ha sido suficiente para abatir a un rival tan duro de pelar como hoy por hoy son los Lakers.

Los Spurs carecen de la potencia necesaria para administrar los 17 puntos de ventaja que llegaron a acumular en un partido en el que se jugaban el pellejo. Volvió a repetirse un revolcón similar al del partido inaugural de la serie, cuando la remontada fue de 20 puntos. Cuando los Lakers han necesitado apretar el acelerador lo han hecho, sin más. Cuando han precisado un líder, allí ha estado Kobe; cuando Gasol ha tenido que fajarse y exprimir su físico para frenar a Duncan, lo ha hecho. Phil Jackson ha administrado las fuerzas y los recursos, ha sabido recuperar a Odom de algunos momentos delicados, al igual que a Farmar o a Fisher.

Los Spurs pagaron el flojísimo papel de Ginóbili, que sólo apareció en la serie en aquel tercer partido sensacional en el que anotó 30 puntos, el único que ganó su equipo. Nada más ha vuelto a saberse de él. No llegó fino a la final del Oeste y la defensa de los Lakers le ha cortado las alas. Duncan y Parker necesitan de un Ginóbili mucho más inspirado, y también de savia nueva, de gente que no esté entre los 35 y los 37 años como Finley, Bowen, Barry o Horry. Se impone la renovación, probablemente la llegada de un base que refresque más a Parker y le dé al equipo algún registro diferente.

El partido, que conste, lo ganó Kobe Bryant, sensacional con sus 39 puntos, la mayor parte de ellos en los momentos más importantes, cuando su equipo estaba a un paso del desastre si no reaccionaba con cierta urgencia (16-33 y 24-40 cerca del descanso) o cuando tenía que mantener a raya en los minutos postreros a los Spurs. Kobe anotó 17 puntos en el último cuarto. Los 12 puntos, 4 tapones y 5 asistencias, pero sobre todo los 19 rebotes de Pau Gasol zanjaron la cantinela de que es un blando. Fue su mejor respuesta y, encima, teniendo que vérselas directamente con Tim Duncan, uno de los mejores si no el mejor cinco de la NBA. En cuatro ocasiones anteriores, Pau había capturado 18 rebotes. Ayer rompió ese registro, firmando la mejor marca desde que hace siete años llegara a la NBA.

Kobe y Pau fueron los motores que pusieron en órbita a los Lakers, aunque la aportación de algunos reservas fue inestimable. Farmar se convirtió una vez más en un estupendo recurso cuando Fisher bajó el pistón. Entre ambos desgastaron a Parker. Vujacic y, en menor medida, Walton también le dieron vida a un equipo que había empezado el partido muy mal, sin mover el balón como suele hacerlo en ataque y muy flojo defensivamente. Otra vez los Spurs lo aprovecharon para poner tierra de por medio. Pero la pujanza de los Lakers, su juego más imaginativo y variado, su nervio, les permitieron mejorar en todos los aspectos del juego para acabar dándole la vuelta al marcador cuando faltaban dos minutos para el final del tercer cuarto (61-60).

A partir de ese momento, los Lakers fueron un vendaval impulsado constantemente por el esplendoroso juego de Kobe Bryant. Fue un final de película. Redondearon los cien puntos, concluyeron la serie, el legendario Jerry West saltó a la pista para dirigir la ceremonia de entrega de la copa a los del Oeste y Bryant prometió, micrófono en mano, más de lo mismo en la final absoluta que debe comenzar el 5 de junio. En ella, por primera vez en la historia, habrá un jugador español. Se llama Pau Gasol y ya puede decir que es todo un finalista de la NBA. Un sueño para él y para todos los aficionados españoles al baloncesto y al deporte. Pau Gasol lo ha hecho realidad.

Por Adrián Mora

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